Más nos valdría que nos preguntásemos dónde estamos nosotros, qué
enfermedad incurable es ésta que no nos deja inventar una vida
diferente, con dioses, si así lo quieren, aunque sin ninguna obligación
de creer en ellos. La única y auténtica libertad del ser humano es la
del espíritu, un espíritu no contaminado por creencias irracionales y
por supersticiones tal vez poéticas en algún caso, pero que deforman la
percepción de la realidad y deberían ofender la razón más elemental.
José Saramago;
14 de mayo de 2009
Texto extraído de su su blog.
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